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Naturaleza

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La naturaleza abarca todos los elementos que conforman nuestro mundo físico y biológico. Desde los paisajes más imponentes hasta las formas de vida más diminutas, la naturaleza es la esencia misma de nuestro planeta. En esta introducción, exploraremos su diversidad, su impacto en nuestras vidas y la importancia de conservarla. La naturaleza nos conecta con emociones, experiencias y la necesidad de preservarla para las futuras generaciones.

Definición de naturaleza

La naturaleza se refiere al conjunto de elementos y seres vivos que componen nuestro entorno físico y biológico. Incluye desde los fenómenos atmosféricos hasta los ecosistemas más complejos. La naturaleza es un sistema interconectado en el que los seres vivos y su entorno interactúan en equilibrio.

Abarca desde los majestuosos paisajes hasta la biodiversidad que alberga. La naturaleza no solo es vital para la supervivencia, sino también para el bienestar humano y la inspiración cultural. Reconocer su importancia y protegerla es esencial para garantizar un futuro sostenible para las generaciones venideras. 

La diversidad y belleza de la naturaleza

La naturaleza se despliega en una asombrosa variedad de formas, colores y patrones. Desde los paisajes majestuosos de montañas, ríos y bosques hasta la minuciosa perfección de una flor en floración o las intrincadas maravillas del mundo submarino, la diversidad de la naturaleza es infinitamente inspiradora.

Cada rincón del planeta alberga ecosistemas únicos y especies adaptadas a condiciones específicas. Desde la exuberancia tropical hasta la austeridad desértica, la naturaleza nos muestra su capacidad para adaptarse y florecer en distintos entornos. Esta diversidad es esencial para el equilibrio de los ecosistemas y la supervivencia de muchas especies.

La belleza natural nos cautiva y nos conecta con un sentido de admiración y humildad. Observar la intricada simetría de las alas de una mariposa, el resplandor dorado de un atardecer o la majestuosidad de un cielo estrellado nos recuerda la inmensa maravilla del mundo que nos rodea.

Proteger y preservar esta diversidad y belleza es un deber compartido. Cuidar la naturaleza no solo nos enriquece espiritualmente, sino que también asegura un futuro sostenible para las generaciones venideras.

El impacto de la naturaleza en nuestro bienestar - Neuromify - Entrada Blog

La Biodiversidad

Deforestación

La deforestación es un fenómeno de reducción de la superficie forestal. Está causada por múltiples factores, tanto naturales como humanos, y tiene consecuencias irreversibles en el medio ambiente.

Las causas de la deforestación

Los factores naturales incluyen:

  1. Incendios forestales que, además de destruir los bosques y la biodiversidad, liberan enormes cantidades de CO2 a la atmósfera;
  2. Enfermedades que afectan a los árboles;
  3. Parásitos.

Sin embargo, no es de extrañar que sean las actividades humanas (agricultura, construcción de infraestructuras, actividades mineras, urbanización...) las principales responsables de la deforestación en todo el mundo con la tala de árboles sin control. El desarrollo de las tierras agrícolas es la principal causa de la deforestación. La población mundial sigue creciendo, y los humanos necesitan cada vez más espacio para proveerse de recursos alimentarios.

 

Cambio climático

El cambio climático es un problema global causado por la contaminación del aire, especialmente por gases como el dióxido de carbono que atrapan el calor. Esto hace que la Tierra se caliente más de lo normal. Algunas causas son la quema de combustibles fósiles, la deforestación y el uso excesivo de energía. Como consecuencia, se derriten los polos, cambian las estaciones, hay más incendios, sequías e inundaciones. Para combatirlo, necesitamos usar energía limpia (como la solar), plantar árboles y consumir de manera responsable.

Las causas del cambio climático

En la historia del planeta, siempre ha habido cambios climáticos. Sin embargo, el calentamiento climático al que asistimos desde hace unos 150 años es anómalo por ser causado por el hombre y sus actividades. Efectivamente, se llama efecto invernadero antrópico y se une al efecto invernadero natural. Con la revolución industrial, de repente el hombre emitió en la atmósfera millones de toneladas de gas carbónico y otros gases de efecto invernadero, y como consecuencia duplicó la cantidad de CO2 presente en la atmósfera respecto a las cantidades mínimas de los últimos 700 mil años (410-415 partes por millón respecto a 200-180 partes por millón). El fenómeno puede observarse también día a día gracias a los datos de los observatorios, como el activo de Mauna Loa, en el archipiélago de Hawái. Desde hace unos 15 años, los datos recogidos por miles de científicos de todo el mundo, analizados y sistematizados por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), ponen de manifiesto que el calentamiento global deriva del efecto invernadero antrópico, o sea, determinado por las actividades del hombre. En realidad, las bases científicas de la relación entre los niveles de gas carbónico y la temperatura ya habían sido establecidas en el siglo XIX, gracias al trabajo del Premio Nobel Svante Arrhenius, que confirmó en los años 60 el científico estadounidense David Keeling.

Las consecuencias del cambio climático

Respecto a los niveles preindustriales, la temperatura media del planeta aumentó 0,98° centígrados y la tendencia observada desde el año 2.000 hasta hoy prevé que, si no se pone remedio, podría llegar a un +1,5° más antes del 2030. El impacto del calentamiento global ya es evidente: el hielo marino ártico disminuyó de media un 12,85% por década, mientras que los registros de las mareas costeras muestran un aumento del nivel del mar de 3,3 milímetros por año desde 1870. La década 2009-2019 fue la más calurosa nunca registrada y 2020 el segundo año más caluroso de la historia, ligeramente por debajo del límite máximo establecido en 2016. Las temporadas de incendios se han vuelto más largas e intensas, como sucedió en Australia en 2019 y de 1990 a hoy cada año han aumentado los eventos meteorológicos extremos, como ciclones e inundaciones, que también ocurren en épocas del año atípicas con respecto al pasado y que son cada vez más arrolladores. Fenómenos como El Niño se han vuelto más irregulares y han determinado temibles sequías en zonas ya amenazadas por la aridez crónica, como el este de África, mientras que la Corriente del Golfo se está ralentizando y podría cambiar de rumbo. Las especies vegetales y animales se desplazan de forma imprevisible de un ecosistema al otro, acarreando daños incalculables a la biodiversidad de todo el mundo.

Definir todo ello con el término cambio climático es correcto, pero no lo explica de forma suficientemente clara. Tenemos que empezar a hablar de crisis climática porque el clima siempre ha cambiado, pero no tan rápido ni con infraestructuras rígidas y complejas como las ciudades y el sistema productivo a los que los países más industrializados están acostumbrados.

Las soluciones al cambio climático

Las actividades humanas impactan cada vez más en el clima y en la temperatura de la Tierra al quemar combustibles fósiles y talar las selvas pluviales. Eso añade enormes cantidades de gases de efecto invernadero a los que ya están naturalmente presentes en la atmósfera, aumentando el efecto invernadero y el calentamiento global. Lo que más daños determina es el consumo de carbón, petróleo y gas, que constituyen la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero. En 2019, de acuerdo con el informe Global Energy Perspective 2019 de McKinsey, las fuentes fósiles fueron responsables del 83% de las emisiones totales de CO2 y tan solo la producción de electricidad a través del carbón representó el 36% del total, aunque en 2020, debido al confinamiento ocasionado por la Covid-19, las emisiones disminuyeron drásticamente (fuente World Energy Outlook 2020).

Se ha estimado que la tendencia actual de las emisiones de gas carbónico debidas a la combustión del carbón es responsable de una tercera parte del aumento de 1 grado centígrado de las temperaturas medias anuales por encima de los niveles preindustriales y que, por consiguiente, es la fuente de emisión principal de la historia humana. En absoluto, el petróleo es la segunda fuente de emisiones, con una producción de 12.540 millones de toneladas de CO2 en 2019 (el 86% del total del carbón de 14.550 millones de toneladas).

También la tala de los bosques provoca daños considerables: los árboles ayudan a regular el clima al absorber el gas carbónico de la atmósfera, por lo que con su tala se pierde este efecto beneficioso y el carbono almacenado en los árboles se emite a la atmósfera, contribuyendo a aumentar el efecto invernadero.

Finalmente, el aumento de la cría intensiva del ganado y el uso de fertilizantes nitrogenados contribuyen a aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero.

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